lunes, 29 de octubre de 2012

La depresión de Laura

Somos un grupo de amigas que solemos reunirnos una vez al mes, y si en ese mes es cumpleaños de alguna de nosotras tenemos doble reunión, en abril siempre hay triple.
Esto lo venimos haciendo desde hace algunos años;  inicialmente nuestras reuniones eran el primer martes de cada  mes, en la casa de una de nosotras, pero como algunas son abuelas, o hay algún impedimento, siempre acordamos en cada reunión el día y el lugar de la próxima.

Estábamos muy preocupadas por que hacían mas de dos reuniones que no veíamos a Laura y ella no faltaba, pues era la que menos problemas podía tener, por lo que decidimos ir a visitarla a su casa.
Llegamos a la casa de Laura y esta se emocionó al vernos, luego de recuperar el aliento nos contó que había estado pasando por una fuerte depresión.
.....Que bueno chicas que hayan venido, no saben como las he necesitado, pero no me atrevía a buscarlas, pero ya que están aqui les voy a contar algo que me preocupa mucho..... nos dijo Laura, y enseguida pasó a contarnos su historia.

Hace ya unos meses conocí a un hombre, y si antes no le hablé de él, es por que pensaba que la cosa iba a ser pasajera, como fueron mis anteriores noviasgos, de los cuales ustedes conocen bien.

Este hombre me llamó mucha la atención, era de mdiana edad, vestía muy elegante, siempre llevaba abrigo sobre el terno y en verano no dejaba el terno y el infaltable sombrero.
 Más aún, me llamó la atención las sortijas que usaba, de oro, grandes y con inscripciones raras para mí, parecían escudos de armas o algo así, yo las miraba con disimulo, pues me había dado cuenta que no le gustaba que mirara sus sortijas.
A este hombre también le gustaba ir al teatro, a la ópera, a los restauranes caros, y algunas veces al cine a ver alguna película premiada.

Casi nunca hablaba de su vida de joven o adulto, sólo hacía referencia a su niñez y recordaba el pueblo donde vivió con sus padres y una hermana que murió junto a su padre durante una guerra. El huyó con su madre y se refugiaron en un convento.......de ahi no hablaba más. Era poco lo que sabía de su pasado.

Un día estando en un restaurante me llamó la atención una actitud que tuvo, me pareció que se escondía de unas personas que habían entrado al local y se habían sentado cerca a nuestra mesa. En ese momento yo me levanté para ir al baño, y el me dijo que no fuera  ...luego rió y me dijo...."anda nomás, no me hagas caso"....

Yo me fui pensando, pues sus palabras y el tono de su voz parecían como si tuviese miedo, como si se ocultaba de alguien, aunque también pensé......no se quiere desprender un solo momento de mi...  y reí para mis adentros.

Lo más raro fue que cuando salí del baño, él no estaba en la mesa y pensé lo peor.....que me había dejado con "la gran cuenta" y yo no tenía ni un sol en la cartera.

Ahí nomás se acercó un mozo y me dijo......"el señor la espera en el bar, parece que la quiere mucho".
Yo me sorprendí, pues al llegar al bar el estaba casi en un rincón esperándome, con una copa de Champang.

No quería pensar mal de su actitud, pero había algo en el que me inquietaba.
Un dia llamó a decirme que ese día  no iba a venir, cosa rara en él, pues nos veíamos todos los días, y hasta me llamaba a cada rato. Al comienzo me fastidiaba que me llamara tanto, pensaba que podía ser un maniático o un psicópata,  pero después me fui acostumbrando, a tal punto que cuando llamó para decirme que ese día no podíamos vernos, yo sentí que algo muy malo estaba pasando; y no dije nada para no preocuparlo.

Lo curioso es que pasaron tres días y no supe nada de él. Entonces regresé al restaurante a hablar con el mozo, quería saber quien era?, donde vivía?, como lo conocía? etc., etc.

El mozo me dijo que "ese señor" siempre venía al restaurante, que durante un tiempo lo hizo con una señora de edad, una dama muy elegante. Antes de venir hacía su reserva y se identificaba como Felipe Mora.
Cosa que me llamó la atención, pues a mi me había dicho que se llamaba Alejndro de la Melena, y yo hasta creí que era un noble ricachón.

Seguí indagando y supe que no era ni Felipe ni Alejandro, sinó José Melendez y era CURA,..... si!!! cura del convento  de mi antiguo barrio. Y tenía mucha plata, fruto de las limosnas y obras beneficas.
En el convento me dijeron que no lo vea, que la Bicaría había descubierto un desfalco y lo habían mandado a los tribunales de Roma.....o sea QUE ESTABA CON EL CURA....

Que cosas no?, pobre Laurita, ya se imagínan el revuelo que se armó, todas las amigas hablaban a la vez y daban su opinión....ayyyyyy, mejor me voy.
Hasta mañana
Periquita