domingo, 25 de noviembre de 2012

Mis Abuelas, 1ra. Parte.

En esta foto figuran mis dos abuelitas. María (mi abuela paterna) es la de cabellos blancos y Hortensia del Carmen (mi abuela materna) la de cabellos negros.
Fue tomada un día de la madre, por eso tenemos la flor roja y en la puerta de nuestra casa de la Av. Alcázar, en esta foto aparecen también mis hermanas (de izquierda a derecha) Marina, Gloria con su chupón, Yo (Periquita), y Dora.

 Mi abuela María Manuela nació un siete de Abril de 1880 en el Callao, limeña mazamorrera, se crió
en Bellavista con sus padres Pedro García Urrutia y Zoila Diéguez, fue la mayor de 5 hermanos, que serían: María, Filomena, Isolina, una hermana muerta de la cual no tengo preciso el nombre, al igual que su hermano menor que también murió siendo un adolescente y de los cuales le he hablado en la Entrada: Mi Bisabuela Zoila.
Del Callao se fueron a vivir al centro de Lima, donde pasó gran parte de su vida, vivió en el Jr. Ilo, con esquina de la Av. Wilson, en una casa con mucha  mística.

Mi abuela María fue una mujer de carácter, tenía una voz potente, a veces me asustaba cuando hablaba fuerte, trabajó desde muy joven, le gustaba leer, tenía un baúl lleno de novelas y revistas, también el famoso Almanaque Bristol, y cancioneros que le gustaba tanto a ella como a su mamá Zoila, y no dejaba de comprar cada número que salia mensualmente.

Me acuerdo de una novela que guardaban con mucho recelo La Hija del Cardenal, alguna vez se la pillamos en su baúl, estaba forrada en papel y refundida entre sus libros, ella nos permitía las revistas y calendarios mas no las novelas, pues algunas eran románticas o de misterio y nos decía ....Ustedes no pueden leer esto, están muy chicas, no sean "oletonas".....

Mi abuela se casó con Julio Donoso, un apuesto señor, y de quien les voy a contar en la próxima entrada que trate de mis abuelos..

Con Don Julio, tuvo tres hijos: Zoila,  Pedro (mi papá),  y Angélica. Su matrimonio no duró mucho tiempo, pues se separó cuando sus hijos estaban chicos, pues el abuelo era pintón y mujeriego, y mi abuelita no aguantaba nada de eso, no lo consintió, se separó y lo odió hasta el día de su muerte.

La separación la obligó a trabajar desde muy joven y con sus hijos chicos, pero fue una buena trabajador, una mujer muy luchadora y esa lucha por sacar adelante a su familia le formó el carácter fuerte, muy recta.
Ella trabajó en Tejidos la Unión, una fábrica que quedaba en la Av. Alfonso Ugarte, muy cerca de su casa, en la que trabajó hasta que se accidentó. Era muy querida y considerada en su trabajo.

Mi abuelita nos contaba muchos cuentos de su trabajo, recuerdo uno con claridad, un accidente que sufrió un compañero, ella nos decía....."En Semana Santa no se trabaja, el Jueves y Viernes son días sagrados, y Dios castiga a los que no lo respetan......y agregaba....yo tenía un compañero que por ganarse un extra fue a trabajar un Jueves Santo y la lanzadera de la máquina tejedora le calló en el ojo y se lo sacó, mis compañeros me contaron que el ojo le colgaba por un hilo, el nervio, no se murió pero se quedó tuerto el pobre...."  Con este cuento nosotros teníamos escusas para no lavar los platos o ayudar a nuestra madre en las tareas de la casa, durante esos días.
También nos contaba....."cuando se te enrede una madeja de lana o de hilo, la mejor manera para sacar los nudos es soplando...", parecerá mentira pero es cierto, yo lo he experimentado.

Mi abuela dejó de trabajar cuando sufrió un accidente automovilístico y perdió una pierna, en ese entonces sus hijos eran jóvenes y estaban estudiando, pero esto obligó a que su hijo barón Pedro trabajara, esto, más el accidente causó mucho sufrimiento en mi abuela.

Mi abuelita nos contaba de su accidente, fue un Domingo y ella con su hijas habían salido de una dulcería, y  dice que estaba en una esquina para cruzar la pista, y un carro a toda velocidad se subió a la vereda, arrollando a varias personas, hubo un muerto y varios heridos siendo la  mas grave ella que tuvieron que amputarle la pierna. Ella nos decía....."por tragona me pasó esto, ...me fui con las chicas a comer dulces a la Plaza San Martín y al regresar, cruzando la pista se apareció un mozo adinerado, con el carro del papá, lleno de amigos todos borrachos, y se subió a la vereda, yo lo que hice fue proteger a mis hijitas y ya no me acuerdo más.....hasta que desperté en el hospital Loayza". Mi abuelita también contaba que ese accidente fue noticia en primera plana de los periódicos, donde daban cuenta de la noticia, poniéndola a ella como una de los "muertos".
Ella nos decía...."a mi me dieron por muerta, y mi familia como se enteró por el periódico fueron de luto cerrado a verme al hospital y cuando las vi no entendía por que estaban de negro, y algunas llorosa,....pensaba que alguien de mi familia se había muerto....pero al ver mi desesperación .....me contaron lo que acontecía ...... Esto lo contaba con una sonrisa y agregaba....y aquí me tienen, todavía resuello...."

Recuerdo que todas las tardes a las 6 pm en punto, mi abuelita le ponía una vela al Corazón de Jesús, un hermoso y gran cuadro que tenía en su cuarto, le rezaba y hablaba en voz baja. Debe de haber sufrido mucho.
También le encantaba la avena, todos los días a la 5 pm comía su Quaker que ella misma se lo preparaba con pura leche.
Ella, después de su accidente vivió practicamente recluida, no le gustaba salir, pero algunas veces a muchos ruegos de mi padre, asistía a la casa de su hija Angélica para algún santo de la familia.
Me acuerdo que subía al taxi y temblaba e iba rezando todo el camino y nosotros tratábamos de entretenerla mostrándole algo en el camino, pero ella casi no sacaba la vista del frente, veía solo la pista por donde iba el carro.

Mi abuelita nunca uso silla de ruedas, tuvo una pierna ortopédica que nunca la uso, solo se valía de una muleta, con la cual se movilizaba con mucha destreza.
Todas las mañanas bajaba de su cuarto y ayudaba a mi mamá en l cocina, le gustaba picar las verduras y me llamaba la atención cuando picaba el culantro, lo dejaba bien chiquito, parecía molido, y pelaba las papas sin que se le corte la cáscara y bien delgadita. Mi mamá dejaba que la ayude, por que así mi abuelita se sentía bien, se sentía útil.

Mi abuela María perteneció a una familia muy numerosa, siempre vivió rodeada de sus hijos,  sobrinos, nietos,  bisnietos.   También tenía hermanas y sobrinas no de sangre, sino de crianza como ella las llamaba, como el caso de la Tía Anita, una señora que fue criada por mi bisabuela Zoila y los 8 hijos que tuvo le decían tía a mi abuelita.

 Casi al cumplir los 100 años, un mes de noviembre de 1979 falleció nuestra querida abuelita María.