En mi casa siempre han habido animalitos ya sea de cuatro patas o con plumas. Este gusto por los animales, especialmente los perros lo hemos aprendido de nuestro padre.
Cuando nuestra abuelita María vino a vivir en nuestra casa trajo también a Tedy, un perrito chusco de color canela y negro, y se podría decir que era la mascota de mi papá pues se había encariñado con el y lo seguía a donde iba.
Como vivíamos en una avenida, muy cerca a un cuartel, un día Tedy salió corriendo y atravesó la pista y fue atropellado por un camión del ejercito, a las pocas horas murió.
Con Tedy supimos que era tener una mascota y nos enseñó el dolor que se siente cuando la perdemos.
Me acuerdo que mi papá enterró a Tedy en el jardín y yo y mis hermanas mayores lloramos mucho.
Después tuvimos un perrito blanco, crespo, no se cual era su raza, a lo mejor era un perro chusco pero muy juguetón, se llamaba Kiko.
Vivía dentro la casa pero dormía en el cuarto de planchar que quedaba en la azotea, mi papá era el encargado de llevarlo todas las noches a su cuarto y al día siguiente muy temprano le abría la puerta para que bajara a la casa.
Este perrito sobrevivió a un casi incendio, pues una mañana mi papá fue a abrirle la puerta del cuarto de planchar y se dio con la sorpresa que "alguien" (nunca se supo quien), había dejado enchufada la plancha sobre el planchador de madera, el planchador se quemó, la plancha atravesó la tabla y callo al suelo, pero a Dios gracias como no había corriente de aire no se avivaron las chispas, solo se produjo una fuerte humareda. El Kiko era un perro bien inteligente y se aferro a la rendija debajo de la puerta y por ahí sacaba su nariz para poder respirar y no ahogarser con el humo.
Este perrito andaba enamorado de una gallina blanca, un día mi mamá preguntó:....
- ... "por qué será que esta gallina está flaca y las otras no?....., a lo que le dije:.....
- ....."es que el Kiko todo el día la corretea y hasta la hace volar a la pobre".....
Luego tuvimos un perrito muy bonito, fino, era un sabueso de color caramelo, ese perrito se lo regaló mi cuñado Domingo a mi hermana Marina, se llamaba Tony.
Carmen le agarro mucho cariño y lo entrenaba, como era sabueso le escondía un juguete o una media, y hacía que el perro la busque, y lo lograba con mucha inteligencia.
A este perrito por ser tan fino se lo robaron en un descuido que salió al jardín, que era su sitio favorito y lo tenía llenos de huecos, pues enterraba sus huesos o algo que se encontraba y le gustaba, la que sufría era mi mamá por que malograba sus flores.
Después tuvimos una perra Pastor Belga, se llamaba Negra, por su color, era una perra linda y fiel, cuidaba a los niños, se ponía "brava" cuando veía a gente que no conocía.
Esta perra vivió muchos años con nosotros. En la siguiente foto la vemos con mi sobrina Veronika, ella la cuidaba y no dejaba que nadie desconocido se le acercara.
Después tuvimos un lindo perro negro de raza Dóberman, se llamaba Furia. Yo le tenía un poco de miedo, por que se aparecía en el momento menos esperado y no se le sentía su caminar. Le gustaba jalar la ropa que se tendía en los cordeles, la ensuciaba y la rompía.
Lo cruzaron con otra perra de su misma raza y tuvieron varios cachorros, algunos salieron de color marrón. Yo nunca había visto un Dóberman marrón.
Un par de estos cachorros le regalaron a mi tío Víctor, el feliz con sus perros que le agarraron gran cariño, lo cuidaban a el y a su numerosa familia.
Una vez cuando mi hermana Marina tuvo que viajar con su familia, nos dejo a su perra Betina que era un Pastor Alemán, una perra bien linda, fiel, tenía pedigrí, era finolis, de alcurnia, con partida de nacimiento y todo.
Se hizo amiga de la Negra y una vez hicieron correr a un ladrón que quiso entrar por los techos de la casa.
Después llegó el Yac un lindo perro color caramelo de raza Bóxer, que lo criamos desde chiquito, cuidaba la casa, su presencia imprimía respeto.
Era difícil sacarlo a pasear, por que corría como un tren y ladraba a cuanto perro se le cruzaba. Tuvo entrenamiento y esto lo ayudó a calmarse cada vez que salía a la calle.
Este perrito nos acompañó por mucho tiempo y su compañía nos daba seguridad, yo lo quería mucho. Murió de viejito ya enfermo.
Luego de unos años sin mascota llegó Ruffo, un Schnauzer sal y pimienta de tamaño estándar, es muy pegado a mi hermana Gloria quien lo ha criado desde los tres meses, es muy educado, no se ensucia en la casa, avisa cuando quiere ir al "baño", toca la puerta para que se la abran cuando quiere ir a hacer sus necesidades, su baño es un lugar de la azotea. Cuando tiene hambre busca a su ama y se relame como diciéndole ..."tengo hambre,....sírveme mi comida"....
Gloria todo el día le habla y me da risa cuando le pregunta cosas....."será que el perro le contesta?"......
Paralelo a estas mascotas también hemos tenido otras.
Una vez Gloria le compró a su hija un par de loritos, pero resulta que fueron un par de Pericos machos que peleaban todo el día y hacían una tremenda bulla.
En otra oportunidad a Mariana le regalaron un mono, el pobre no estuvo ni 24 horas en la casa por que con su llegada se armó tal escandalo que su mamá llamó al Sr. Tan, quien le regaló la "mascotita" para que se llevara el mono que puso de vuelta y media a toda la familia.
En las pocas horas que estuvo el mono, destrozó las plantas de las macetas, pues creía que era su selva, se ensució en la cabeza de mi sobrino Giovany, así que más rápido que inmediatamente mi hermana devolvió el regalo.
Cada vez que nos acordamos del pobre mono nos reímos mucho acordándonos de todo lo que hizo el mono en las pocas horas que estuvo en la casa.
También mi hija tuvo una "mascotita", un pollito que se sacó en una tómbola de su colegio.
Ni bien llegamos a la fiesta del colegio, compramos un número de la tómbola, cuando una madre de familia me dice...."se ha ganado un premio"..., yo pensé: serán los vasos, o la plancha, o el florero??..... pero NO!....me había sacado..."un pollito". Lo que nos cortó todos nuestros planes de pasar el día en el colegio, el pollo era BB y estaba muerto de hambre y no dejaba de piar, así que tuve que llevarlo a la casa.
Mi hija contentísima con su pollito. Le dimos quinua sancochada y le buscamos una caja de zapatos para hacerle un lugar para que durmiera abrigado, y no saben!!.... dormía en nuestro cuarto debajo de la cama de mi hija....ayyyyy.
Había pasado una semana de la llegada del pollo a la casa, cuando regresé del trabajo encontré a mi hija en un mar de lágrimas por que su pollito se había muerto......"se ha muerto de frío"....decía mi mamá,...."este invierno está muy frío y le ha afectado la humedad".... Para confortar a mi hija le dije para hacerle un entierro a Polito, así se llamaba el pollo,...."no llores hijita linda, vamos a enterrarlo en el jardín".... y así fue, el pollito fue enterrado con lápida y todo y con palitos de helados le hicimos una cruz que decía..... "Descansa en Paz Polito"... Eso calmó a mi hija que tenía cuatro años.
Así como han habido perros héroes en mi familia, también han habido perros mártires, como el Sultán, un perro Cocker Spaniel que tenía mi abuelita Hortencia, que cuando ella murió, su perro sufría mucho su ausencia, y casi a la semana de la muerte de mi abuelita, su perro se tiró a las ruedas de un bus y murió en el acto.
A mi hermana Marina siempre le han gustado los perros, su perra Betina tuvo en dos oportunidades crías, la primera cama da fueron de seis o siete cachorros pastores lindos, pero más por fuerza que por ganas tuvo que regalarlos por que eran terribles, se subían de un salto a la mesa a comerse todo lo que encontraban. En un descuido, mas de una vez se comieron la carne que iban a preparar para el almuerzo, los cachorros hacían cosas que nunca su madre Betina había hecho.
Después de Betina que vivió como 15 años tuvieron a Nala una perra de raza Labrador y a Samanta una perra blanca de raza Samoyedo.
La Samanta se enfermó y tuvieron que sacrificarla, la Nala vive aún, ya esta viejita y su caminar es lento y su ladrido bien agudo, pero ahí esta fiel a sus amos.
A mi hija le gustan los gatos, ella tiene un lindo gato negro noruego, es bien grande, parece una panterita, se llama Kokorito.
Una navidad se perdió, estuvo ausente como ocho días, de repente apareció en su casa, vino todo flaco y empolvad. Mi hija supone que se metió en un garaje y se quedo, de casualidad, encerrado.
Esta experiencia le sirvió a Kokorito y ya no se aleja mucho de su casa, le gusta estar acostado en el sillón de la sala frente a la TV, parece que viera con atención algunos programas, su favorito es Animal Planet.
Algunas veces se esconde debajo de la mesa del comedor, sobre las sillas que también son negras y es difícil distinguir si esta o no, otras se sube al piano, es bien ocurrente pero serio.
Cuando fui a Brasil conocí a Sakura, Pepe y Jenna, mascotas de mis sobrinos María Daniela y Joaho Pedro.
Sakura es una perrita blanca de raza japonesa, (no me acuerdo el nombre de su raza), muy noble y amigable, quiere mucho a mis sobrinos y es juguetona.
Pepe es un perro chusco, de color negro que lo rescataron de un albergue, es muy gracioso y amigable.
Jenna es una tortuga que vive bajo el baúl y sólo sale cuando quiere comer y va al baño de la casa a hacer sus necesidades.
También en mi casa ha vivido por un corto tiempo Chacha una linda perrita de mi sobrino Cesar. El Ruffo andaba enamorado de esta perrita pero no era prudente juntarlos, así que Cesar tenía que sudar la gota gorda para mantenerlos separados.
Ya los tiempos han pasado, muchas de nuestras mascotas ya se fueron, pero me queda el grato recuerdo de los buenos momentos vividos junto a ellos o ellas.
Gracias, hasta otro día.
Periquita.