La casa en la que hasta hoy vivo, yo la vi nacer...SI!... hasta con placenta y todo, por eso le tengo un gran cariño.
Mi papá había comprado un terreno muy cerca de la casa alquilada en la que vivíamos, y estaban cavando las zanjas para hacer los cimientos, cuando por esas fechas nació mi quinto hermano.
Estaba tan contento mi padre por su único hijo varón, que a penas nació puso la placenta en una bolsa para enterrarla, y que mejor lugar que en una de las zanjas de la casa que construía.
Es así que en la casa en que hasta hoy vivo, guarda en sus entrañas la placenta de mi hermano Pedro.
Recuerdo que había un muchacho Hector que era el guardián de la construcción; vivía en un cuarto de madera que le habían hecho sobre el terreno para cuidar los materiales y herramientas (cemento, ladrillo, fierro, carretillas, palas etc.) que se habían acumulado para construir la casa.
Hector era un joven "zambo sacalagua", su pelo era bien crespo de color rojizo, su tes blanca bronceada, de ojos claros, siempre andaba cubierto de tierra, a mi me llamaba mucho la atención, y le proporcionaba revistas o comics de Superman, Batman, Lulu, Porky, de las que nos compraba nuestro padre.
Cada mañana mi mamá le daba su desayuno, al comienzo se lo llevaba a la construcción, por que Hector era un chico tímido y no se atrevía a ir a la casa, y a mi mamá le daba pena, por eso le preparaba un buen desayuno con café, tres panes con tortilla o lomito y fruta.
Un día mi mamá le dijo que mejor fuera a la casa a tomar el desayuno por que a su BB (Pedrito) no lo podía dejarlo solo, y se lo dijo como una orden, como mi mamá sabía darlas y no se podía decir no.
Hector llegaba como a las 8.30 am y mi mamá nos decía que no saliéramos de nuestro cuarto por que Hector se abergonzaba,...no les dije, ....era bien tímido.
Con mi mamá conversaba sobre la construcción y los albañiles. Un día le dijo que había matado tres ratas....."y es que están haciendo los desagües y como han abierto zanjas para poner los tubos, por ahí se salen las bandidas".....
Mi mamá que le tenía mucho miedo a los ratones y másssss a la ratas le dijo..."mejor que me hayas contado, por que a mi me dan mucho miedo, así que ven por tu almuerzo también, por que a veces mi esposo tiene el tiempo justo y va a las carreras"....
Algunas veces iba en la noche con mi papá a ver los avances de la casa. Todavía recuerdo ese olor tan peculiar del "cemento fresco", de paredes recién hechas; la mezcla con que pegan los ladrillos tenían un olor tan peculiar que aún están en mi memoria; como el caminar sobre tablones puestos sobre las zanjas, y me daba un poco de miedo al pensar que podría salir una rata, y le preguntaba a Hector, que nos acompañaba con un lamparín, si se podían salir, y el me decía:..."no tenga miedo niña ya están puestos los tubos,..... ya no hay"...
Cuando la casa está en ladrillos se ve oscura, las habitaciones parecen chicas, no hay eco, es como si hablaras dentro de una caja.
Me hice experta subiendo por los tablones a los que les habían clavado unas tablitas a modo de escalones para subir al segundo piso, pues la escalera no estaba aún hecha.
Cuando techaron para hacer el segundo piso, mi mamá preparó un montón de panes con bistek encebollado y compraron varias cajas de cerveza para darles a los albañiles que estaban techando, Hector se encargó de hacer el reparto y también colocaron una Cruz de madera hecha por uno de los trabajadores, el maestro carpintero; mi papá fue el encargado de poner la cruz en la fachada del segundo piso que se estaba construyendo, y Hector puso un ramo de flores, y el maestro de obra dijo unas palabras y roció con cerveza la Cruz, los demás albañiles aplaudieron e hicieron un¡¡SALUD!!!
Hector no se descuidó ni un día de cambiar las flores cuando estas se iban marchitando.
La Cruz de la construcción de nuestra casa aún existe y mi papá la colocó detrás de una de las puertas de los dormitorios, ella nos cuida, como también lo hacen el espíritu de nuestros padres.
Recuerdo la cara de satisfacción que ponía mi papá al ver su casa que cada día iba tomando una mejor forma, hasta que un día quedó lista, linda, bien grande, y apareció el eco, ese que se oye en las casas cuando están vacías.
La pintaron verde con marrón y las rejas blancas, una combinación muy bonita,en los jardines habían rosas, alhelí, isabelinas, un gran pino, un arbusto de hojas rojas, el cardenal, una cucarda, geranios y lirios rojos y blancos, y pasto verde por todo lado. En el pequeño jardín de adentro había un níspero y una parra que llegaba hasta la azotea y daba unas uvas verdes chiquitas pero bien dulces.
Una vez terminada la casa mi mamá, mis hermanas y yo vinimos a limpiarla de arriba a abajo, limpiamos vidrios, sacudimos por todos lados, Hector nos ayudaba, poniendo la basura en bolsas y concluimos con una gran encerada, el piso parecía espejo.
Comenzó la mudanza y como estábamos tan cerca al comienzo fue una "mudanza de hormiga", solo se usó camión para traer los muebles grandes.
Hoy la casa tiene mas de cincuenta años, ha cambiado muchas veces su color, se han remodelado los baños, la cocina, pero ahí está, se mantiene linda y acogedora como siempre, claro que ahora con menos gente, pero "Ella" está en pie y nos cobija, es el esfuerzo de nuestros padres, que la hicieron con mucho amor para sus hijos. Yo la quiero mucho.
Gracias por leerme, un gran abrazo
Periquita.