Recuerdo la primera vez que llegué a Bodø, fue en Julio del 2005, mes de verano para los nórdicos, vine a la boda de mi hija, viajé con mi hermana y mi sobrina, lo pasamos muy bien.
Todo para mi era nuevo, no pude ver la nieve, pero el paisaje era bello, los bosques que se veían por todos lados, tan verdes, me alegraban el espíritu. No sentía el calor del verano de mi país, este era un verano como de sierra, con un sol muy brillante, el clima seco, y cuando me ponía en la sombra sentía un ligero frío .
Recuerdo que mi yerno prendía la estufa y la ponía muy cerca de mi, era un hombre muy atento, siempre lo recuerdo con mucha nostalgia.
En nuestra estancia paseamos por muchos lugares, conocimos los fiordos que eran una novedad para nosotras, fuimos a algunas islas, a los bellos lagos q hay cerca de esta ciudad, por primera vez vi los alces y los renos que abundan por estos lares, y me imaginaba tocar su piel tan suave como una gamuza, también disfrute de su carne.....que penita.
Fuimos hasta la frontera con Suecia y pasamos para comer y compramos cerveza, coca cola, tabaco, embutidos, estos productos son más baratos, en Noruega todo me parecía caro comparado con los precios de mi país, pero bueno los salarios son muy diferentes.
Las casas son bellas, como las que dibujaba de niña con sus techos a dos aguas, algún material que las simulaba, muy bien puestas y agrupadas como en los cuentos, rodeadas de plantas y árboles con flores, muchos pinos, en el verano todo se ve florido y verde, el mar a lo largo muy azul, como su cielo y lo más fantástico es q no hay noche, son 24 horas de luz y hasta se pueden ver arco iris a media noche. Me era raro ver a las 2 de la mañana el sol en su lugar, quizás no tan brillante como a las 12 del día, pero ahí iluminando y alegrando todo el paisaje.
En este primer viaje también fuimos de pesca, y como suerte de principiante mi sobrina ariana pescó un gran pez, fue la sensación del momento y para muestra aquí está la foto.
Y aquí la del arco iris visto en una "noche" de verano, eran como las dos de la mañana.
El segundo viaje lo hice en febrero del 2008, a ese lo llamé el "viaje del terror", pues durante los tre meses que duró mi estadía asistí a tres funerales.
Vine por que mi yerno había fallecido en un trágico accidente, fue un viaje muy doloroso para mi, pues me enfrentaba a un gran dolor, especialmente al de mi hija que no hallaba consuelo.
Tuve una nueva experiencia, el de conocer como son los duelos y entierros en Noruega, tan diferentes a los nuestros......
En abril falleció la abuelita materna de mi yerno y en mayo su tía materna. No se sí pensar lo que dicen en mi país......." Se van de a tres"......pero eso sucedió
Febrero es un mes de pleno invierno en esta parte del planeta. Los días eran muy oscuros y fríos, casi no se veía la luz, apenas unas. Cuantas horas de penumbra, entre las 10 y 11 de la mañana hasta las 2 o 3 de la tarde y el resto del día oscuro, esto hacía más fuerte el dolor, en las calles todo era silencio, casi no se veía gente afuera, y no se veía a los que salían a correr o sentarse a tomar el sol, sólo un paisaje blanco y negro, como en las fotos antiguas, blanco por la nieve que en algunos lugares se acumulaba hasta 3 metros y un cielo muy oscuro, casi negro, y donde vi árboles frondosos sólo se veían palos o ramas peladas y secas, el pasto verde era una alfombra blanca, los techos de las casa estaban cubiertos por varios centímetros de nieve blanca, veía un paisaje tan distinto pero de mucho atractivo para mi, aunque a muchas personas de acá no les gusta y se refugian en sus casas o se van de viaje a países donde el clima les resulta más benigno.
Me gustaba palear la nieve, y había que hacerlo sino te quedabas atrapado en tu casa. Este era un trabajo obligado de todos los habitantes de estás zonas, todas las mañanas se veía a la gente que salía con sus palas especiales a abrirse camino y limpiar sus parabrisas de sus autos.
Yo aprendí a usar esas palas que se empujaban y dejaban un sendero, lo hacía muy bien y me quedaba un "caminito" muy prolijo desde la entrada a la casa hasta la salida a la calle.
En este segundo viaje tuve la oportunidad de viajar varias veces por tren y lo hacía de Bodø a Rognan y conocer el paisaje de estos lugares, veía los lagos transformados en grandes pistas de patinaje, deportistas del sky haciendo carreras y piruetas, ver las casitas q la gente pone en los árboles secos con comida para alimento y refugio de los pajaritos, y disfrutar de ese olor que siento en el invierno noruego a hielo y leña humeando en las chimeneas ........el olor a hielo lo recuerdo cuando limpió mi refrigeradora, el de las brasas de pino es una nostalgia....