jueves, 28 de agosto de 2014

Recordando la Iglesia de los Descalzos

Cada vez que voy al Policlínico paso por la Iglesia Nuestra Señora de los Ángeles, que pertenece  al Convento se los Padres Descalzos que data desde 1596.
Esta es una iglesia muy antigua, que conserva sus altares desde su creación, claro que con el paso del tiempo, tanto la iglesia como sus monumentos han sido re estructurados por las averías sufridas por los terremotos e inclemencias pero conservando su esencia  original.
Esta iglesia o parroquia es de importancia para mi familia, pues mi abuela materna Hortencia  vivió muchos años en la Alameda de los Descalzos y a pocos metros de esta iglesia, por lo que era a la cual acudían todos los domingos y fiestas de guardar a escuchar la Santa Misa y a participar de alguna otra ceremonia.
De chica he escuchado muchas historias que se habían dado en esta iglesia, como la de la niña que no quería ponerse el sombrerito para entrar a la iglesia y que de tanto forcejear con la madre, se escuchó una cachetada y que según contaba mi mamá, había sido dada por el santo cuya imagen se encontraba en la puerta de la iglesia.
Y no faltaban los cuentos de penas y aparecidos que se daban en esa iglesia, refiriéndose a los Padres Franciscanos que habían fallecido.
Cada vez que voy a esta iglesia me acuerdo de mi infancia, de las misas que escuchábamos los domingos con mi mamá y tía Chabela  y de los cuentos y de lo bien que nos portábamos mis hermanas y yo,  con miedo a que vaya a venir el santo que no le gustaba que los niños hagan  bulla y nos tire una cachetada.

Hace pocos días fui al policlínico a recoger unos análisis y como siempre lo hago pasé a saludar al Santísimo, que está en una capillita al lado de la iglesia, pero en esta oportunidad estaba cerrada la capilla y la iglesia estaba abierta y vi que habían algunas personas dentro, pensando que iban a rezar el Rosario entré para participar y pregunté a una señora..."van a rezar el rosario"...., a lo que me contestó...."no hermanita hoy es la misa del adulto mayor, pase que ya va a comenzar".....
Yo ni enterada estaba que ese día se celebraba el día de los viejitos, o de los de la tercera edad, o  "adulto mayor" como ahora se les dice, así que me quedé a escuchar la misa.
Como era la primera vez que asistía a un evento de este tipo estuve muy atenta a la ceremonia.

La misa se inició como todas y luego de leer el Evangelio del día y hacer un pequeño sermón y resaltar la festividad que se celebraba en honor al "adulto mayor", el padre invitó a los presentes a participar en la imposición del Oleo para los enfermos.
Todo se hizo en perfecto orden como lo había indicado el sacerdote, primero se le impuso el Oleo a las personas que estaban en sillas de rueda, luego el se acercó al asiento de las personas que tenían dificultad para caminar hasta el altar y luego llamó al resto de personas para que ordenadamente hiciéramos dos filas y nos fuéramos acercando al altar.
Para mi fue la primera vez, como repito, y me dio mucha emoción cuando el padre me impuso el Oleo, haciéndome una Señal de la Cruz en la frente y en cada una de las palmas de mi mano, mi emoción fue inexplicable, y me acordé de mi infancia y de mis padres que muchas veces habrían venido a esa iglesia y de mi familia materna que también  asistía a esa iglesia y de los cuentos ya contados.
Yo bajo el brazo traía el sobre con los resultados de mis análisis  y en ese instante le pedía Dios que los resultados estén bien y como que así  fue.
Terminada la ceremonia el padre invitó a que pasemos a los salones de la parroquia a compartir un buffet que habían preparado para la ocasión, pero era tal  la cantidad de "gente mayor" que decidí retirarme pero muy satisfecha por lo que había experimentado.

Esto quería compartirlo con ustedes  mis queridos lectores que siempre me escuchan, gracias.
Periquita

COCO CONFITADO

Se acuerdan del coco confitado, ese coquito picado y cubierto con una mil de chancaca, a mi me encanta y es una de las cosas que le compro a los ambulantes que venden esta delicia sin pensar en nada.

Recuerdo que cuando estaba en el colegio, estudiando primaria, en la puerta del cole se ponía un señor vendiendo coco fresco en trozos, coco confitado y las tradicionales cocadas blancas y morenas,  yo era su cliente asidua, a cincuenta centavos el paquetito de coco confitado y cuando la propina era mas grande me daba el gusto con una cocada de a sol.

Pero no solo a mi me gusta el coco confitado, quiero contarles que hace un tiempo, cuando mi hija tenía unos ocho o nueve años, veníamos del centro y estando en el bus y ya por llegar a nuestro paradero, vimos a un vendedor de estos coquitos. Mi hija y yo nos miramos e inmediatamente dijimos ...."¡bajan, bajan!!"... y cruzamos la pista para alcanzar al vendedor que empujaba su carreta, pero para nuestra mala suerte ese día había mucho tráfico y no lo podíamos alcanzar fácilmente, y a pesar de que a todo pulmón le gritábamos...."¡¡señor, señor,...coco, coco.!!...." y el hombre nada, seguía empujando su carreta a toda prisa y yo y mi hija corriendo a pocos metros tras del vendedor y gritándole, pero parecía que el tipo era sordo por que seguía su camino sin voltear siquiera.
Gracias a un cambio de luz del semáforo y después de haber corrido como seis cuadras logramos alcanzarlo, que cara tendríamos y casi sin aliento le pedimos los coquitos confitado, y el, muy sonriente, nos despachó y con yapa , después que le hice el comentario...."oiga señor, no nos escuchaba??, si lo hemos estado llamando y corriendo detrás suyo y usted ni caso".... A lo que el me contestó...."disculpa caserita, es que me voy al cine por que ya va a comenzar la matiné y ahí tengo mis clientitos"....

Ya repuestas de tamaña agitación regresamos en silencio comiendo nuestro coquito confitado, para después matarnos de risa por la maratón ....."ay mamá que antojada eres mira todo lo que he corrido por tus cocos"... a lo que yo agregué..."hemos corrido...pero valió la pena, no??"...jajajaja.

Hasta ahora se ven en las puertas de algunos colegios, o en los pocos cines de barrio que quedan, o cerca de algún hospital, a uno de estos vendedores de cocos y espero que no desaparezcan.

Espero que esta historia les haya hecho recordar a los famosos cocos confitados, hasta otro día.
Periquita.